top of page
Buscar

¿Por qué algunas personas dan con buenos terapeutas y otras no?

  • Foto del escritor: leidy hidalgo
    leidy hidalgo
  • 21 abr
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 6 jun

A veces, escucho historias de personas que dicen:

“Fui a terapia, pero no me sirvió…”

O al contrario:

“Encontré justo la persona que necesitaba para sanar.”


Y entonces me lo pregunto también:

¿Qué hace que alguien dé con un buen psicólogo, consejero o terapeuta… y otra persona no?

¿Es suerte? ¿Es intuición? ¿Es karma? ¿Es correspondencia?


La respuesta, como casi todo en la vida profunda, es: una mezcla poderosa de todo eso.


  1. Correspondencia energética


No todos estamos listos para todos los terapeutas.

Y no todos los terapeutas están listos para todos los casos.


Muchas veces, atraemos a la persona que más se corresponde con nuestro nivel de consciencia actual, con lo que estamos dispuestos a ver (o no), con lo que necesitamos atravesar o integrar.


Es energía, resonancia, preparación.

No es magia. Es vibración que se alinea o se repele.


  1. Sesgo de confirmación


Si creo que la terapia es una pérdida de tiempo, elegiré a alguien que refuerce esa idea.

Si estoy buscando que me den la razón, inconscientemente conectaré con un terapeuta complaciente.

Y si me cruzo con uno que me confronta con amor y claridad… puede que no me guste, aunque sea justo lo que necesito.


No siempre vemos al terapeuta como es, sino como necesitamos verlo.

Y muchas veces, eso distorsiona la experiencia.



  1. Estado emocional en el que buscamos ayuda



Cuando alguien llega a terapia desde una crisis total o un dolor extremo, puede aferrarse a la primera opción que le ofrezca alivio inmediato, aunque no sea la más preparada o adecuada.


Eso puede generar vínculos de dependencia en lugar de procesos de sanación profunda.


Buscar ayuda desde la urgencia también puede distorsionar la elección.



  1. Marketing vs. vocación



Hoy el mercado terapéutico también está lleno de luces y sombras. Hay profesionales con miles de seguidores, pero con poca preparación real.

Y hay otros que no tienen presencia en redes, pero cuya vocación y ética son transformadoras.


¿A quién encuentra la persona que busca?

A veces, al que más suena.

Pero no siempre al que más sana.



  1. Proyección de figuras internas


Esto es fascinante: muchas veces, elegimos terapeutas que reflejan figuras internas no resueltas.

El padre ausente, la madre crítica, el maestro que nos ignoró…

Y el espacio terapéutico se convierte en un escenario simbólico donde ese vínculo puede resignificarse.


Es la danza de la proyección y la transferencia.

Y cuando se hace conscientemente, puede ser profundamente sanadora.


Entonces… ¿azar? No.


Cuando una persona conecta con un buen terapeuta o consejero, no es casual.

Es una mezcla de intuición, necesidad, apertura, resonancia y, a veces, destino.


Y cuando alguien da conmigo, 😎 sí, conmigo, que acompaño desde el alma 😍

Es porque algo en ellos ya está listo para verse. Para crecer. Para sanar.


¿Has sentido que diste con el terapeuta justo? ¿O sentiste que te fallaron?

Te leo. Te acompaño. Te comparto lo que he aprendido… desde ambos lados del espejo.

 
 
 

Entradas recientes

Ver todo
Las huellas de la infancia

Las huellas invisibles de la infancia son como códigos secretos impresos en nuestra forma de ser. No siempre somos conscientes de ellas,...

 
 
 

Comments


bottom of page